sábado, 28 de abril de 2012

todas las mañanas faltando para las ocho
ella subía las escaleras del metro el llano
con su delantal de parvularia puesto como los niños de básica
(o como Gabriel que a los 24 aún lo hacía)
con sus bototos con puñito crema.
Yo la miraba desde atrás, adorando sus bototos
sacándole mil fotos con los ojos para recordarlos siempre.
Y el otro día, por casualidad, mientras compraba el pan
me acerco a una vitrina 
y los veo ahí mismito
los bototos del puñito que quise quise tanto


me siento descubridora de un tesoro
que nadie mas entiende ni valora
solo yo

No hay comentarios: