tú hacías las veces de luz entrando por la ventana, sobre mi cara, despertando con tu barba los chalecos que me cubrían, en esa casa sin terminar con el colchón desnudo y las monedas repartidas en él.
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Hablaste de davinci y sigmund, de los cajones de dalí... yo de prat y la mistral, el sol recién salía, tu ya habías entrado antes, la micro pasaba cada una hora mientras recordábamos la noche anterior: tu voz cien veces diciéndome "llévame de aquí".
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Saber que bebes de mis años, que cuidas y proteges hasta el final, que me miras cuando me siento en la tarde al sol, o cuando rodeo la casa buscando flores, que somos lo mismo, que eres más fuerte porque sabes que estoy, que tienes calma pues tenemos años para ver el ciudadano kane, viajar a la playa, y nuestra casa en el sur.