domingo, 24 de enero de 2010

ayer sentada en los escalones de la plaza comprendí que este es un momento que estaba esperando hace mucho, aunque no lo quiera ver así ahora. También que los recobecos me encantan y que esa es la principal razón del por qué me gustas tanto. Que aunque hablas de libertad tu corazón está envuelto en una neblina como la de tus cerros, y frente a eso la respuesta sana es decir que no tienes ganas ni fuerzas para cruzar el río. Yo no creo que el tiempo borre la razón, y tampoco voy a dedicarme a eso, simplemente voy a seguir mi camino con los ojos cerrados como siempre, aver que será lo próximo que me despierte

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