domingo, 27 de septiembre de 2015
La lamparita de noche ilumina tu imagen de hombre recostado sobre la cama, entrando sin querer en el sueño. El domingo pasado no estabas aquí, y yo no tenía estas ganas locas de terminar de trabajar en el escritorio para ir a dormir en tu pecho tibio, mientras me desenredas el pelo y me besas la frente con chasquilla. Me gusta que estés rondando mi espacio, no quiero que te vayas nunca.
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